El edificio más importante de esta época es elconvento de Santa Ana, emplazado en la localidad de Villasana de Mena. Su construcción se debe a Sancho Ortiz de Matienzo, personalidad de gran influencia en la época, que ejerció como canónigo en la catedral de Sevilla y como tesorero de la Casa de Contratación de Indias.
Entre 1512 y 1515, tiene lugar la edificación del núcleo más antiguo del convento, constituido por sala capitular, cocina, refectorio, espacio de dormitorio y claustro, todo ello adosado a la capilla de Santa Ana y construido siguiendo la técnica constructiva mudéjar. A partir de este momento, la capilla de enterramiento familiar se convierte en la iglesia del nuevo complejo conventual destinado a albergar a una comunidad de veintiún monjas de la Orden de las Concepcionistas Franciscanas, que se establecerán en el convento tras la publicación de la bula fundacional, otorgada por el Papa león X, el 3 de octubre de 1516.
El convento de Santa Ana de Villasana y el Palacio de Sancho Ortiz de Matienzo, situado este en la Calle del Medio de Villasana, frente a la capilla de Santa Ana y protegido como Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, son edificios de gran singularidad, entre otras cosas, por tratarse de las más importantes manifestaciones de arte mudéjar de todo el norte cantábrico.